Deuteronomio registra las últimas palabras de Moisés, uno de los líderes más grandes que Dios usó. Mientras Moisés guiaba al pueblo de Dios, toda una generación murió en el desierto, y una nueva generación tomó su lugar. Moisés repitió las leyes que Dios les había entregado en el Monte Sinaí y las volvió a aplicar a la nueva generación, mientras se preparaban a entrar en la Tierra Prometida.
“Moisés enseña la piedad. Predica la fe de una manera amplia y abundante.” (Page 12)
“Una vez Lutero comentó: ‘La ley puede indicarle a usted el camino por dónde ir, pero no le puede dar a sus piernas la fortaleza para llegar allá. Sólo las buenas nuevas de Dios pueden hacer eso.’” (Page 97)
“En efecto, Dios no pone a prueba a la gente para el bien de él, sino para el nuestro. Al hacerlo, nos permite descubrir lo que él ya conoce. Sus pruebas nos muestran que ha creado en nuestros corazones una fe más profunda y más fuerte de lo que pensábamos. Sus pruebas también ejercitan nuestra fe de manera muy parecida a la que usa un entrenador para organizar un partido con el propósito de darle experiencia a su equipo.” (Pages 82–83)
“Dios ‘prueba’ a sus hijos. Si Dios ya lo sabe todo, ¿por qué necesita ‘probar’ al pueblo? ¿Con el fin de saber si creían o no? ¿O para descubrir cuánto creían? ¿Si Dios ya sabe cómo resultará su ‘prueba’, si sabe que vamos a fracasar, acaso él tiene la culpa de ello? ¿Dios tiene la culpa de que pequemos?” (Page 82)
“Charles Spurgeon dijo: ‘No seáis orgullosos por raza, apariencia, lugar o gracia’.12 La gracia no es sólo obtener algo que no merecemos; es obtener exactamente lo opuesto de lo que merecemos.” (Page 98)