El libro en mención cubre un breve lapso en la historia de la iglesia, solamente alrededor de treinta años. Sin embargo, dudamos que en toda la historia del mundo hayan existido tres décadas con tanto contenido social, cambios religiosos y culturales, sin guerra ni derramamiento de sangre.
Se han agregado notas adicionales y un buen número de cuadros explicativos para ayudar a la comprensión de algunos temas, y proveer al lector -especialmente a pastores y líderes- de bosquejos que les permitan utilizar las enseñanzas para su labor ministerial.
“Aunque hemos de estudiar el caso como algo real y práctico, no podemos dejar de decir que este hombre es una figura de la triste situación de la humanidad: espiritualmente paralítica, cerca de la religión pero lejos de Dios. Una humanidad en busca de favores de los hombres que no pueden dar las soluciones de fondo porque no tienen poder para enfrentar la situación.” (Page 108)
“El arrepentimiento es el punto inicial en el proceso de la regeneración. Dios no pone parches o remiendos sobre las vidas viejas sino que cambia la persona. Arrepentirse es cambiar la mente como paso previo para vivir de otra manera (8:22; 17:30; 20:21). Es reaccionar contra el pasado y renunciar a todas sus exigencias, rechazando definitivamente las demandas de Satanás. El arrepentimiento verdadero trae paz y abre la puerta para seguir adelante con otras decisiones.” (Page 90)
“El evangelio no es un llamado a indecisos o desconformes que quieren ‘cambiar de religión’. El evangelio es un paso adelante buscando la voluntad de Dios y haciendo a un lado las opiniones de los hombres. Es una vuelta en la vida que nos pone frente a los riesgos de caminar de la mano de Dios contra la corriente de este mundo.” (Pages 94–97)
“Los nuevos convertidos cambiaron sus intenciones y sus afanes. ‘Perseverar’ significa afirmarse fuertemente para no resbalar (He. 11:27), o persistir en aferrarse a algo por su valor o importancia (Ef. 6:18). Se aferraban a fin de avanzar hacia el objetivo. Para ellos ‘ser salvos’ no era ‘aceptar a Cristo’ sino más bien transformar toda su existencia al estilo de vida del reino de Dios.” (Page 97)