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“Nuestra obligación –afirma el autor– es investigar si los escritores del Nuevo Testamento eran conscientes del problema, ya sea en la forma de la relación entre el Padre y el Hijo, o en el de la relación entre Padre, Hijo y Espíritu”. Y la conclusión a la que llega es que la idea de la Trinidad surgió y tuvo respuesta ya en tiempos del Nuevo Testamento. Y que estaba presente en las mentes de algunos de sus escritores, que trataron, en cierto modo, de responder a ella, aunque en ninguno de sus escritos se mencione específicamente. Afirma que para los cristianos apostólicos, el tema de la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu, era tratado más bien como un problema a resolver que como una doctrina a definir. Y por ello, a pesar de no haber una declaración formal de la doctrina de la Trinidad en el Nuevo Testamento, sí hay una respuesta al problema; y una doctrina, no es sino el resultado de la respuesta a un problema. Aunque no fue hasta el siglo segundo, y más aún, en el tercero, que el problema se enfrentó plenamente y surgió la doctrina, siendo objeto de un desarrollo progresivo.
La doctrina de la Trinidad, afirmando que hay un solo Dios, pero en la unidad de la divina esencia hay tres personas co-eternas e iguales en todo, de la misma sustancia, pero distintas en la subsistencia, ha sido una de las doctrinas más polémicas, debatidas y controvertidas en la historia de la Iglesia cristiana. Y el punto más conflictivo del cristianismo tanto con el judaísmo como con el Islam.
Desde que Tertuliano utilizara por primera vez el término en el año 215, la disputa sobre la Trinidad ha sido encarnizada y cuestionada sin interrupción, tanto por Gnosticos, Arrianos y otros grupos en los primeros siglos, como por los Testigos de Jehová y Unitarios en nuestros días. A ella se dedicaron concilios enteros, como los de Nicea (325), Constantinopla (381), Calcedonia (451); dando origen a los grandes Credos.
El problema surge del hecho que ni el término ni la doctrina aparecen de manera explícita en las páginas del Nuevo Testamento. Aunque se da por supuesto que estaba implícita en la fe y las formas de adoración de los primeros cristianos, siendo objeto de formulación teológica posterior. Lo que da pie a que sus opositores concluyan que se trata de una doctrina meramente especulativa, sin base bíblica y por tanto no esencial al mensaje cristiano.
Arthur W. Wainwright: Nació en Leeds, Inglaterra, y cursó sus estudios en la Universidad de Oxford:Corpus Christi College, y en la Universidad de Cambridge: Wesley House.Fue ordenado para el ministerio por la Iglesia Metodista y ejerció como pastor en varias iglesias en Inglaterra, además de ser capellán metodista en la Universidad de Manchester.En 1965 entró a formar parte de la facultad de la Candler School of Theology, Universidad de Emory de la cual se retiró en 1994, y de la cual es profesor emérito de Nuevo Testamento.